EMOL: Cómo lograr que la clase de Educación Física no se lea como un “castigo”

C. González
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

“Más juego y menos reglas” es parte de los consejos que expertos en el tema sugieren para hacer más amigable esta asignatura y extender el hábito fuera del colegio.

La tarea parece sencilla, pero no se cumple. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que los niños en edad escolar realicen actividad física de moderada a intensa, al menos, una hora al día. Eso ayuda a mantener una buena salud, pero también -como está cada vez más comprobado-, favorece un mejor aprendizaje.

Una meta en la que los niños chilenos fallan: apenas uno de cada cuatro cumple con ese consejo. En el resto, las habilidades físicas son cuestionables. Según los datos de la última prueba Simce de Educación Física, más del 60% de los alumnos de octavo básico no fue capaz de realizar ejercicios tan simples como saltar a pies juntos o trotar 20 metros.

¿El resultado? Niños con sobrepeso, obesos y sedentarios son una realidad cada día más cotidiana en el país y que ya significa ver a menores de edad con enfermedades de adulto, como hipertensión, colesterol alto y diabetes.

Torcer ese panorama pasa por mejorar los hábitos nutricionales y, en especial, por incentivar la actividad física desde pequeños, enfatizan los expertos. Lo que implica optimizar y hacer más atractivas las clases de Educación Física, pero también explorar modos de incrementar el ejercicio fuera del aula.

“En la medida en que se siga usando la actividad física como castigo en clases -correr o hacer abdominales cuando no se cumplió una orden, por ejemplo-, va a perdurar una mala imagen”, advierte Marcelo Zúñiga, jefe de la carrera de Pedagogía en Educación Física de la Universidad Santo Tomás.

Más juego y menos reglas, sobre todo entre los más pequeños, es una sugerencia constante que hacen los especialistas.

“Se está promoviendo que se vuelva a lo esencial, más basado en el juego libre. El objetivo de la clase no es buscar deportistas, sino el desarrollo psicomotor y de otras habilidades”, dice el kinesiólogo Nicolás Aguilar, del Departamento de Educación Física, Deportes y Recreación de la U. de La Frontera (Ufro).

“El énfasis también está en generar más participación en la clase; evitar que los niños deban esperar su turno para hacer determinado ejercicio”, agrega. Para ello, una opción es formar grupos de trabajo con actividades segmentadas, pero paralelas.

Incorporar elementos cercanos al niño puede generar resultados positivos. “Hay aplicaciones para celulares que pueden usarse en clases con alumnos más grandes, para medir frecuencia cardíaca, contar pasos o evaluar el propio rendimiento, por ejemplo”, sugiere.

Intereses infantiles

Un estudio realizado por la U. de Concepción evaluó la utilidad de integrar deportes “alternativos”, pero atractivos para los escolares, como skate, acrobacias o parkour (trepar y esquivar obstáculos, como murallas o escaleras). “Para algunos pueden sonar peligrosos, pero saltar el caballete también puede ser riesgoso si no se toman precauciones. Hay que abrirse a los intereses de los niños”, enfatiza Zúñiga.

Eso también implica darles oportunidad de jugar más en los recreos. “Intervenciones económicas, como entregar cuerdas o dibujar el juego del luche en el patio, hace que los niños aumenten su actividad física en 30%”, comenta Aguilar.

“Experiencias que han mostrado grandes resultados en otros países son abrir los colegios a la comunidad en el horario extraescolar, de manera de ofrecer un espacio para practicar deporte”, precisa la kinesióloga Andrea Cortínez, de la Universidad de la Frontera, quien ha trabajado en proyectos para favorecer la actividad física de los niños en los barrios, y es una de las conferencistas en el 1 {+e} {+r} Simposio Internacional de Ciencias del Ejercicio y la Actividad Física, que comienza hoy en Santiago.

En una intervención hecha en 2014 en Peñalolén, con apoyo del Fondo Nacional de Investigación y Desarrollo en Salud (Fonis), en la cual cerraban calles y entregaban implementos para realizar actividad física en el barrio, lograron reducir el sedentarismo. “El juego libre debiera facilitarse a lo largo de todo el crecimiento infantil; eso implica garantizar espacios seguros, así como reducir tareas para la casa, que restringen el tiempo de los niños”, dice Cortínez.

Así, además de trabajar la musculatura, el sistema cardiovascular y fortalecer los huesos, se emplea la cabeza. “Muchas veces, cuando juegas estás resolviendo problemas. En un juego de pelota, el niño sin darse cuenta está calculando velocidad, distancia, tomando decisiones”, dice Raúl Urbina, kinesiólogo y profesor de Educación Física.

Asimismo, Zúñiga propone sacar provecho a la geografía del lugar. “Hacer excursiones a cerros, ir a parques, ejercitar en la playa si se tiene cerca. Todo lo que haga más atractiva la actividad física”.

 

Fuente: http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=242932

2016 04 15 EMOL Clase de educacion fisica